Ha transcurrido ya un año desde que llegó a mi la primera cámara fotográfica. Lejos estaba de sospechar el cambio que se iba a producir en mi vida. Se ha convertido en mi inseparable compañera. La emoción que me trasmite es insustituible. Ha supuesto una auténtica revolución en mi manera de mirar y ver todo lo que me rodea.
Pasado ya mi primer sarampión fotográfico, comienzo a ser muy crítica con todo el trabajo realizado hasta la fecha. Por este motivo, he tenido que dedicar mucho tiempo a seleccionar unas cuantas fotos del río Henares.
Hemos de valorar la vegetación que prospera a lo largo de su recorrido. Es un río asimétrico que presenta constituciones orográficas diferenciadas: por la derecha, una gran llanura; por la orilla izquierda, el río se encuentra encajonado contra los cerros del páramo alcarreño. Éstos de composición arcillosa y calcárea presentan una fuerte erosión: los cortados.
El río Henares que si bien es muy modesto por su caudal, resulta tremendamente hermoso y fotogénico por el sotobosque que prospera a su paso y la belleza de sus cortados y cárcavas. Agua y luz: del resto se encarga la madre naturaleza.
Ha llegado la primavera. La imagen se tomó en la zona del Val.
Al fondo el Cerro del Ecce Homo. Imagen tomada en un día nublado del pasado verano.
Vista de los cerros del Mal Vecino y del Ecce Homo desde el río en pleno mes de Julio. ¡Preciosa vista!
El mágico rostro del otoño en el río Henares
Cortados
Imagen capturada en la zona del Val
La erosión produce imágenes que cultivan nuestra imaginación.
El río Henares refleja el intenso azul del cielo y los cerrillos que se acercan a sus orillas. Está anocheciendo.
Texto e imágenes realizados por Franziska