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miércoles, 29 de noviembre de 2017

MARUJA MALLO






Es una mujer cuya obra fue silenciada en España durante muchos años. Sin embargo, fue una de las figuras más representativas de la Generación del 27 y uno de los grandes exponentes internacionales del surrealismo cuya obra está a la altura de la realizada por Tanguy y por Magritte.  Todavía hoy se le sigue regateando ese reconocimiento.



Maruja Mallo nunca sintió la necesidad de ponerle un nombre a su estilo: pintaba lo que le asombraba y lo hacía como ella quería. Su carrera artística fue un proceso continuo de experimentación y alcanzó una gran madurez estilística en los diversos movimientos artísticos que recorrieron el siglo XX.




Gracias a la exposición que Ortega y Gasset le organiza en la sede de la Revista de Occidente, a finales de los años 20, comienza a ser conocida como una vanguardista precoz.  La aparente espontaneidad de sus obras es de un simbolismo materializado a golpe de escuadra y cartabón, en milimétricas superposiciones geométricas. De esta creación emergió una sinfonía de colores y figuras que dio forma a composiciones mágicas




Durante la República desarrolló una triple dedicación docente como Profesora de Dibujo en el Instituto de Arévalo, en el Instituto Escuela de Madrid y en la Escuela de Cerámica de Madrid para la que diseñó una serie de platos que se destruyeron durante la guerra civil.





En el año 1935 y durante el año dedicado al Arte Español Contemporáneo en el Jeu de Paume, el Museo de Artes Extranjeras de París, adquiere una de sus obras.





También en el mes de febrero de 1935 tiene lugar el encuentro definitivo con el poeta Miguel Hernández en la Casa de las Flores de Pablo Neruda, aunque le había sido presentado años antes por Arturo Serrano Plaja. Lo cierto es que juntos planearon el drama “Los hijos de la piedra”, inspirado en los sucesos de Casas Viejas y Asturias y, a la influencia de Maruja Mallo, se deben las cuatro composiciones que Miguel Hernández separó del “El rayo que no cesa” bajo el nombre de “Imagen de tu huella” y 18 de los 30 poemas de esa obra.






Con el estallido de la Guerra Civil Española llega el exilio y con éste su etapa expresiva más compleja y de mayor pureza. Tenía 34 años. Recorrió gran parte de América del Sur dejándose asombrar por la naturaleza de las montañas y del mar, recogiendo los objetos que el océano arroja para llevarlos como motivos centrales de sus obras, como cuerpos llenos de significado. De estos viajes nacen algunas de sus creaciones de mayor integridad surrealista. Entre la producción de esta época es preciso destacar sus cabezas y máscaras, auténticos trabajos técnicos, basados en estudios etnográficos y obras de gran formato.




En 1962 regresa a España y se instala en Madrid y realiza una exposición en la galería Mediterráneo.  La que era una de las grandes figuras del surrealismo de preguerra, en esos momentos era casi una desconocida y se  apartó de la vida pública.



En 1979, cuando ya había cumplido 77 años comenzó su última etapa pictórica.  En la década de 1980  se le ofrecieron varias exposiciones y premios como

·        La Medalla de Oro  al mérito en las Bellas Artes, concedida por el Ministerio de Cultura en 1982.  Y el
·        Premio Artes Plásticas de Madrid
·        La Medalla de Oro de la Comunidad de Madrid en 1990
·        La Medalla de Galicia en 1991




Maruja Mallo que había nacido en Vivero (Jugo) en 1902, siendo la cuarta de catorce hermanos, abandonó el mundo en 1995, cuando ya había dejado claro el valor de su pintura y, en su ausencia, sus obras continúan dando testimonio  de su espíritu creador. Sus cuadros y grabados han sido expuestos en importantes museos y galerías de arte de Europa y América y, en España, pueden ser admirados en el Museo Nacional de Arte Reina Sofía.



Alcalá de Henares, 29 de noviembre de 2017
Toda la información y las imágenes se han recogido de diferentes fuentes de Internet. Franziska



Nota.

Presento este post sobre Maruja Mallo porque ví en el blog de Luz Caroba una hermosa referencia sobre esta artista cuyo nombre yo he relacionado siempre con Miguel Hernández.  Referirme a mujeres excepcionales  es el santo y seña de este blog, el motivo más importante por el cual se mantiene en funcionamiento.

La primera fotografía corresponde con una imagen de juventud de Maruja Mallo.  El resto de las imágenes son copias de obras realizadas por Maruja Mallo.

lunes, 13 de noviembre de 2017

El payaso sin nombre



Al final del corredor que da al jardín y que siempre es un lugar oscuro, había un payaso que me sonreía.

Sin saber por qué tomé la decisión de acercarme y preguntarle quién era y qué hacía en aquel  lugar. 

Nada. Fue su respuesta.

-Bueno, he venido a ver cómo se vive aquí pues pronto  éste será mi hogar.

-Ten cuidado, payaso, éste es un lugar muy triste.
Todos llevamos una necesidad que hemos arrinconado hace ya tanto tiempo… que ni siquiera podemos recordarla pero, está ahí, muy dentro,  se retuerce y nos ahoga lentamente: ha devorado nuestra alegría y engulle todas las ocasiones de tener un momento de libertad, de respirar y sentirnos felices.  Ya no pisamos otra senda que no sea la del vacío sin fin y sin propósito. Refunfuñamos por todo y nos enfadamos, sin motivo aparente. Si pudiera, yo no estaría aquí. 

En ese momento, él me dijo dulcemente:

-Ahora tengo que irme pero volveré a buscarte.

La puerta de mi habitación se abrió bruscamente. ¿Todavía está durmiendo?  Ande, levántese, que se va a enfadar la encargada.

Desde aquel día, paso mis horas en el corredor, aviada como para salir a la calle y con la maleta dispuesta. Dicen que estoy loca. Es lo único que me hace reír de buena gana. Se que vendrá. Ya no puede tardar.



Alcalá de Henares, 13 de noviembre de 2017
Texto e imágenes realizados por Franziska para
publicar en La tortuga de dos cabezas