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viernes, 28 de noviembre de 2014

GARCETA COMUN





La descubro de pronto y cuando estaba pendiente de las gaviotas que formaban pequeños grupos en la playa del Arenal.  Me llaman la atención su blancura, el deslumbrante pico alargado, de un negro brillante y el ojo situado exactamente donde comienza el pico.  Era mi primer encuentro.  Su imagen me hizo recordar enseguida a las cigüeñas pero era indudable que no lo era.



Sin perder ni una décima de segundo, me dispuse a conservar su imagen mientras se sostuviera al alcance del objetivo de mi cámara. En aquel momento no importaba aclarar  que ave era aquella que veía  con las patas sumergidas y casi sin cambiar de postura ni moverse del mismo sitio.


Consideré que mi posición  estaba muy alejada y con gran lentitud traté de acercarme sin conseguir despistar a la garceta que abandonó el agua, comenzó a caminar por la arena tratando de poner tierra por medio entra ella y yo.


Es curioso pero, como puede verse en las fotografías finales,  su parte trasera es mucho menos armoniosa que la delantera y abre mucho las patas cuando camina.  Cuando emprendió el vuelo me falló el enfoque, no pude disparar y perdí la foto más interesante porque hace un bonito movimiento con las alas. Ocasión perdida y que no va a ser fácil que vuelva a presentarse.


Estaba sola y la información que tengo sobre las costumbres de estas aves es que suelen estar en compañía de otras garzas.  ¿Se había despistado en su ruta migratoria hacia África?  De mi maniobra de acercamiento, está claro,  juzgó necesario alejarse pero ¿podría tener dañadas las alas?  Nunca lo sabré.  No sé a dónde podía dirigirse y quizás ni ella tampoco lo sabía con exactitud. Mis conjeturas no tienen ninguna base. 


Es carnívora. Se alimenta de peces,  insectos acuáticos y ranas. La cría la realiza en colonias con otras garzas, en árboles, matorrales arbustivos y carrizales.  Los dos miembros de la pareja se encargan de la construcción del nido: el macho aporta ramas y tallos y la hembra construye el nido en forma de embudo. A veces, ocupan el nido de años anteriores, con previas reformas.


Los tres a cinco huevos de la puesta son incubados especialmente por la hembra aunque el macho también participa durante los 21 a 25 días que dura la incubación. Los pollos permanecen en el nido durante un mes y alcanzan la madurez sexual con un año de vida. Las jóvenes garcetas optan por emigrar o bien permanecer en zonas próximas a su lugar de nacimiento.


Alcalá de Henares, 29 de Noviembre de 2014
Texto e imágenes realizados por Franziska