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lunes, 23 de noviembre de 2015

VICTORIA KENT







El nombre de Victoria Kent me llegó, hace algunos años –no se hablaba de ella en mi etapa educativa-, en relación con la reforma de las cárceles en España. Tengo que admitir que me llenó de asombro constatar el que hiciera aún pocos años que en nuestras prisiones se utilizaran cadenas y grilletes para controlar a los reos: situación que, ignorante de mí,  relacionaba con la Edad Medieval.

Respeto y profunda admiración se asentaron en mí conciencia al tener conocimiento  de sus actuaciones como directora general de Prisiones. Lo primero que ordenó fue liberar a los presos de sus grilletes y cadenas y, con la fundición de estos metales, se erigió un monumento a Concepción Arenal, aquella jurista que dejó escrito: “Odia el delito pero compadece al delincuente”.

Movida por sus ideales humanitarios, Victoria Kent, emprendió una reforma penitenciaria que logró consolidar un cambio revolucionario en la vida de las prisiones. Defendió la reinserción social de los presos. Sus decretos alcanzaron normas inéditas, tanto en España como en Europa, adelantándose en veinte años a la legislación de los países nórdicos. El derecho a leer la prensa; libertad de asistencia a los actos religiosos; permisos de salida y visita conyugal; incrementos y mejora de las raciones de alimentos; y la creación de talleres de trabajo remunerados. La reforma de la cárcel de mujeres y de los hijos que les acompañaban y la formación de un personal de funcionarios de prisiones.

Sin embargo, algunas reformas no son aceptadas por los poderes fácticos del momento. La iglesia, la banca y los militares no pueden aceptar el derecho a las visitas conyugales ni tampoco la sustitución de las monjas por funcionarios debidamente formados. Victoria Kent, dimitió.

Es una mujer de gran talento y fue pionera en su profesión: primera mujer abogado y con bufete propio, en España; primera jurista en defender ante los tribunales del Ministerio de la Guerra el caso del abogado republicano Álvaro de Albornoz, acusado de ser el instigador de la rebelión de Jaca cuya absolución consiguió.

Sus intervenciones parlamentarias que no fueron muy numerosas pero que le sirvieron para demostrar que no solo era una gran abogada sino que sabía defender sus ideas con convicción.

Cuatro años en París, ocultándose de la Gestapo. México donde imparte clases de Derecho Penal y dirige una escuela de Capacitación para el personal de prisiones. En 1950 en la ONU forma parte de la Sección de Defensa Social. En Nueva York funda la revista “IBERIA POR LA LIBERTAD”, junto a Salvador de Madariaga.

En 1977 volvió a pisar tierra española, después de un exilio de 38 años.



En 1987, cumplidos los 95 años, muere en la ciudad de Nueva York. Solo nos resta añadir que nació en Málaga en el año 1.892.

Alcalá de Henares, 23 de noviembre de 2015
Imágenes de Internet
Texto elaborado por Franziska partiendo de la información recogida en diversas fuentes.