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martes, 4 de agosto de 2009

LAS CIGARRAS

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Debido a su aparente capacidad para “renacer de la tierra”, las cigarras representan la resurrección y la inmortalidad en diversas culturas.  En el taoísmo son el símbolo del tsien, el alma que abandona el cuerpo después de la muerte.
En Grecia tenían a la cigarra como mascota.  Fueron célebres ya en la Antigüedad que las convirtió en el símbolo de la música.  Platón –era para mi desconocida su afición a las fábulas- explicaba que las cigarras fueron hombres cuya devoción por la música era tan grande que se consumieron y lo único que quedó de ellos fue su música.  No sé a dónde va a ir a parar la fama de Platón a partir de este cuento.  Me he  limitado a recogerla y, por lo tanto, no me responsabilizo de tal afirmación.
Lo que se cuenta de Aristóteles que le gustaban fritas, es mucho más creíble.  Todavía hoy,  los hombres en Asia, África y Australia, las consumen. Supongo que también las mujeres las comerán aunque tendrán que cocinarlas al gusto de todos, por ejemplo “al dente”, “a la carbonara 14”, etc.    Los nativos americanos, es decir, los indios, las fríen y se las comen como si fueran palomitas de maíz.  Resultan sorprendentemente carnosas y tienen un sabor que recuerda al de los espárragos.
Entre las cigarras australianas figuran algunas especies con nombres tan curiosos como: verdulero, panadero harinoso, batería doble, nariz de cereza o vejiga.
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Hay una especie, la Magiciada Septemdecim, ampliamente dispersa en el este de los Estados Unidos que experimenta una vida subterránea, preimago, cuya duración va de los 13 a los 17 años, que sabe contar –aunque todavía nadie ha logrado descubrir cómo lo hacen- .  Lo que es verdad es que hacen coincidir sus ciclos vitales con números primos altos el 13 o el 17.  Tienen por seguro que incubarán trillones de huevos en  una sola noche, pero en momentos imprevisibles; en sentido literal, inundan a sus depredadores.  Éstos los engullen hasta que ya no pueden más, pero sin que la población de cigarras sufra daños.  Existen treinta nidadas distintas cada una de las cuales se incuba en diferentes momentos.  Los ciclos de 13 y 17 años sólo coinciden una vez cada 221 años. De estas tretas debía haber tomado buena nota la Cía y otros de la misma especie.
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Durante su largo encierro subterráneo, las larvas utilizan sus deposiciones para impermeabilizar las celdas que las protejan de las inundaciones.  Aún así, se calcula que mueren un 98% de las larvas antes de que sientan la necesidad de incubar.  Las que sobreviven, dejan la fase de larva y se aparean frenéticamente. Tras el apareamiento, las hembras se posan en la rama de un árbol y practican pequeñas incisiones oblicuas, en sentido vertical, inyectando los huevos en los orificios; pasadas seis semanas, se produce el nacimiento de las minúsculas larvas que, al abrirse, caen al suelo. Sus patas delanteras, provistas de fémures gruesos y dentados, constituyen unos buenos órganos excavadores que las larvas emplean para hundirse inmediatamente en la tierra.
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Entretanto, los adultos, en su mayoría, mueren en cuestión de quince días después de los apareamientos,  aportando así una enorme inyección de nitrógeno al suelo del bosque. Estas cigarras aún no han descubierto los valores de la castidad.
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Larvas, ninfas y adultos se nutren exclusivamente de la savia de los vegetales.  Las larvas, tras varias y numerosas mudas, tendrán los esbozos de las alas y las larvas se convertirán en linfas; entonces, éstas se dirigirán a la superficie y emergerán a la luz.  Fijas sobre un tronco permanecerán inmóviles hasta que el ser adulto, rompiendo la envoltura, salga a la vida.
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Todos sabemos que las cigarras son los insectos más ruidosos pero, quizá no lo sepamos todos, que sólo cantan los machos y, por lo general, en los días más cálidos del verano. Algunas especies alcanzan los 120 decibelios.  Se las oye a casi dos kilómetros de distancia.  ¡Como a los roqueros!
Las cigarras, normalmente, cantan en grupos numerosos y la principal función de este canto es el reclamo nupcial. Algunas especies practican la “canción protesta” si se sienten molestadas.  Cada especie posee su propio conjunto de llamadas que las hembras saben identificar. 
Para realizar este canto  -a cualquier cosa llamamos cantar-, los machos están provistos de un aparato estridulante que recubre dos membranas ovales. La estructura de este aparato es muy compleja pues comprende un par de placas llamadas “timbales” y una gran cavidad anexa que funciona como caja de resonancia.  Las contracciones de los músculos hacen vibrar los timbales produciendo con ellos el característico chirrido.
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Datos recogidos en “El mundo de los animales”
Y “El pequeño gran mundo de la ignorancia (animal)
Las imágenes de Internet
Alcalá de Henares, 4 de agosto de 2009
Franziska

10 comentarios:

Marina-Emer dijo...

Como me he quedado con las cigarras...fijate Aristoteles comerlas fritas...bueno los chinos y otras razas comen muchos insectos tostados...ñam ñam como para mi que todo me da hasco...me mareo de ver un poco de sangre y arrojo si veo cucarachas..bueno vete a saber si tuviera hambre.
gracias reina por las palabras de apoyo que me das en el comentario...ahora vivo mas tranquila y salgo algo...pero se pasa mal y se que es como si le soñe a mi vida no vuelve a besarme ni darme calor y compañia..es asi la vida
besitos que pones cosas muy interesantes
Marina

CANTO EN FLOR dijo...

Quién fuera cigarra para cantarle a la noche cual grupo de rock, cero castidad, más ruido y morir cantando?

Curiosos, ruidosos y multifacéticos animalistos, desde alimento, hasta abono en nitrógeno para el humus, y ni así las apreciamos?

Y si de poesía y canciones se trata, quien no ha escuchado el cántico de las cigarras en plena noche oscura o en luna llena a cielo abierto lejos de la tumultuosa ciudad, a campo abierto, entonces amiga mía, aún le falta vivir!

Gracias por tu reportaje!

Como siempre; esmero, dedicación y mucha entrega, características tuyas querida amiga.

Un cálido y cariñoso abrazo!

Neurotransmisores dijo...

Muy buena información; la naturaleza siempre nos muestra "otros mundos de este mundo".

Saludos.

Carmen Montoro dijo...

Buen trabajo el que nos regalas con este nuevo post sobre LAS CIGARRAS.

Tu dedicación, y el empeño y cariño que pones te preceden.

Un abrazo y que la luz sea contigo!

Julia dijo...

Jajaja, no se me hubiera ocurrido nunca comparar a las cigarras con los rockeros.
Menos mal que no estoy obligada por mi cultura a consumirlas... (me dan asco las cucarachas, así que imaginate!) pero parece que a mis gatos sí les gustan porque alguna vez creo haber visto a uno de ellos comiendo una (también grillos y langostas).
Besotesss! y que tengas muy buena semana!!
P.d: hay una canción de M.Elena Walsh que se llama "cantando al sol como la cigarra". La conocés?

CANTO EN FLOR dijo...

Mira aquí...

Porque somos como las cigarras, Feliz fin de semana, espero estés bien.

Un beso.

http://www.youtube.com/watch?v=h0QFkpUhBFo

PIER dijo...

Madre mia!!
Que interesante hija!
No tenia ni la menor idea de los que nos cuentas..
JA!!
SIEMPRE SORPRENDIENDONOS!!
Que pases un buen domingo.

Una senderista. dijo...

¿Qué sería de los días calurosos del verano sin las cigarras?, no lo puedo imaginar

M@bel_es_azul dijo...

Hola FranzisKa: Gracias por invitarme a pasar por tu blog!!!
Te cuento que en el fondo de casa hay varios árboles y estos últimos veranos tuvimos las visitas de las cigarras a la hora de la siensta con 35° de calor, a mí me fascinan, y como si fuera una niña me dedico a tratar de encontrarlas escondidas entre las hojas. Una maraviilla su chillido, aca en Argentina abundan en nuestro noreste incluyendo Bs. Aires.
Un beso.

Cigarra dijo...

Fascinante. Pensar que me llamo Cigarra y no sabía nada de todo esto que nos cuentas. No me disgusta esa opinión de Platón: tener tan gran devoción por la música que te consumas en ella... es precioso. Lo de comerlas me ha parecido estremecedor, me he sentido amenazada, aunque me da la impresión de que, con mis hechuras, yo más que a esparragos debo tener sabor a cochinillo asado ¡ja, ja!
Toda la descripción de su vida me ha parecido interesantísima, pero le tienes que decir a tu comentarista "Canto en Flor" que lo que escucha por la noche no son cigarras, sino grillos. Las cigarras tenemos hábitos diurnos, como bien dice la "Senderista".
Y la canción de Mª Elena Walsh es preciosa y hay una versión muy buena cantada por Mercedes Sosa. Si la encuentro, la pongo en mi blog.
Mil gracias por acordarte de mis congéneres.